Biología y Comportamiento de la Termita Subterránea.

Las termitas que afectan a prácticamente la totalidad de las estructuras y construcciones en España pertenecen a la especie Reticulitermes, y son termitas subterráneas. Se alimentan de todo tipo de materiales celulósicos que encuentran en el suelo (maderas, …) o en las estructuras (madera, cartón, papel…).

En el seno de una colonia de termitas se distinguen las siguientes castas:

Termitas Obreras

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En general se observan, y en gran número, unos pequeños individuos blancos que se desplazan rápidamente. Son las obreras. Ellas son las responsables únicas de los daños. Consumen y digieren la celulosa que posteriormente son capaces de regurgitar para distribuir a los demás miembros de la colonia; este proceso es lo que se llama la trofalaxia. Están constantemente en búsqueda de alimento, sin periodos de descanso y moviéndose en todas las direcciones en una búsqueda al azar. Son ellas también las que construyen los cordones.

Termitas Soldados

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Es igualmente probable encontrar estos individuos. Son blancos y prácticamente de la misma talla que las obreras, pero poseen una cabeza hipertrofiada y más coloreada. Mucho menos numerosos que las obreras y  provistos de una cabeza muy quitinizada con 2 grandes mandíbulas, están encargados de la protección de la población contra los enemigos (principalmente las hormigas). Su cabeza hipertrofiada no les permite alimentarse por sí mismos y son las obreras las que los alimentan mediante trofalaxia.

Cuando la infestación es masiva, es posible observar también a los reproductores secundarios, que se llaman neoténicos. Se parecen a las obreras, pero son más largos (5-6 mm.) y poseen sobre el dorso dos pequeños bosquejos de alas. Son capaces de desplazarse por las galerías creadas por las obreras y de formar, un poco más lejos, una nueva colonia.

La pareja de reproductores

En el origen de una población de termitas, hay una pareja de reproductores. Formada por un rey de color oscuro, capaz de moverse y que todavía no ha perdido sus alas, y de una reina sin alas, igualmente oscura pero con el abdomen de varios colores marrones. Este abdomen está hipertrofiado (desde algunos milímetros a varios centímetros) y abriga un aparato reproductor capaz de crear varios miles de huevos al año. La reina es incapaz de desplazarse y, por tanto, de alimentarse. Como el resto de la población, es alimentada por las obreras.

Una vez al año, el enjambrazón

Manifestación visible y muchas veces espectacular de su presencia, el enjambrazón se produce generalmente una vez al año (de enero a  mayo según las especies y la zona) en el momento en que las poblaciones están ya bien implantadas. En este momento, centenares de reproductores primarios salen volando por los orificios creados por las obreras. Estas reproductoras son aladas y de color oscuro. Su vuelo es muy corto. Al capricho del azar, se forman las parejas y, las más afortunadas, que encuentren una cavidad en la madera donde anidar, se podrán reproducir y crear una nueva población.

Con excepción de las reproductoras aladas, todas las otras castas de termitas son ápteras, es decir, carecen de alas. Se desplazan y comunican gracias a sustancias específicas que van dejando detrás de ellas y que sus congéneres reconocen. Son las ferormonas de pista. También existen las ferormonas de alarma, segregadas en caso de peligro y destinadas a alertar al resto de la población.

Por tanto, las termitas son insectos sociales que se comunican: no sólo intercambian la comida sino también la información que les indica tanto el camino a seguir para encontrar el alimento como la alerta de la presencia de un peligro.

Desarrollo de las termitas

Como la mayoría de los invertebrados, las termitas crecen por etapas. Al final de un periodo de crecimiento, en el momento en que el esqueleto externo (cutícula) se les queda pequeño, se desprende poco a poco y un nuevo caparazón más grande se forma inmediatamente. Este proceso se llama muda. Las termitas mudan aproximadamente una decena de veces antes de lograr su tamaño definitivo.

Observaciones de los daños de las termitas en una estructura

Las maderas atacadas por las termitas generalmente no presentan síntomas visibles en el exterior ya que dejan siempre una pequeña película que permanece intacta. Mientras tanto, el interior de la madera es consumido en laminillas en el sentido de las fibras y no se ve ningún resto de serrín desde el exterior. En el caso de que atraviesan la película externa (madera superficial, papel pintado, pintura, …), se encargan rápidamente de tapar el orificio con una mezcla de saliva y deyecciones. Así no vemos nada más que una pequeña mancha oscura a veces del tamaño de una cabeza de alfiler. De manera general, las termitas atacan a todos los materiales celulósicos. Son, de este modo, los devastadores potenciales de los muebles, los marcos de las puertas, los rodapiés, la carpintería en general y los dobles tabiques, pero también de los cartones y los libros.

 Las termitas se desplazan por las estructuras y consumen la madera para lo que, si es necesario, atraviesan los materiales blandos como el yeso o el poliestireno. También utilizan las fisuras en el hormigón o las uniones entre las piedras o los ladrillos para hacerse un camino.

 En los casos en que no pueden atravesarlos, se construyen pequeños túneles de color marrón oscuro en el interior de los cuales se desplazan  hacia su objetivo. Estos cordones son construidos con partículas de pequeño tamaño, mezcla de saliva, tierra y deyecciones. No es raro que estas construcciones aparezcan con aspecto de “estalactitas” o “estalagmitas”.

 

 


 

 

 

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